Lo he expresado en ocasiones anteriores y hoy lo reitero:
Nó comulgo con la idea de qué, en “tiempos difíciles” políticamente, es preferible callar, mentir o “esconder” las verdades para evitar “males Mayores”.
El “mal mayor” se causa por callar, mentir o esconder. Por éso, la incredulidad del mexicano en sus instituciones.
Sería catastrófico para la viabilidad del país, que también perdamos la confiabilidad en los medios informativos nacionales serios.
Así como sucede yá con algunos de los ineptos e inexpertos (y por ello entreguistas y miedosos) gobernantes que, para saber qué declaran sobre sus deberes o sucede en sus estados (como el ex Procurador de la PGR que expresó al diario el “PAÍS” de España, lo que aquí siempre ocultó, ó el video de la ejecución en Monterrey, trasmitido por “los ángeles times” de EU.), tenemos que acudir a la prensa extranjera.
Porque ¿cree la prensa nacional mexicana que si callan u ocultan “ciertas” partes de los sucesos públicos de México, la prensa internacional y el internet los vá a callar también?
En México, yá somos adultos y nó ineptos e inexpertos como una parte significativa de nuestros gobernantes.
Ése tipo de sugerencias nos hacen recordar al “inimputable” pasado presidente de México, cuándo al campesino aquel que no sabía leer le felicitó porque así… “nó podría leer lo que dicen los periódicos”.
Las llamadas “narco-mantas”, difícilmente son tales, en estricto sentido, de acuerdo a su estratégica colocación e impune “indetección” de sus colocadores, aunado a la idéntica sintaxis de redacción que la gran mayoría presenta, tipo de letras empleadas en su escritura, comúnes colores (negro y rojo) usados para resaltar mediáticamente el punto que les interesa, y el cuidado e higiene de su impresión.
Además, y esto criminológicamente resulta relevante, su ¿”coincidente”? exactitud con la información y señalamientos de los informes de inteligencia luego aportados por las autoridades de Estados Unidos al gobierno mexicano que confirman los actos de corrupción de los funcionarios que en dichas “MANTAS” se plasman, las que luego resultan apoyadas por los dichos de los “Testigos Protegidos” de Estados Unidos.
Todo lo anterior, nos ubica en la más cercana verdad de que –sin filias ni fobias– dicho empleo del método paramilitar de ésas “MANTAS” es creación y parte de la estrategia encubierta que ejecutan los mercenarios narcotrasnacionales estadounidenses y/o del “Comando Norte”, en México; y que la ineptitud, inexperiencia o complicidad de algún o algunos funcionarios o políticos de la derecha radical mexicana las facilita y apoya.
Nó tenemos pués que caer en la paranoia; ésos métodos han sido, son y serán parte de las estrategias encubiertas paramilitares que se usan por los interéses encubiertos internacionales cuando despliegan la búsqueda de un objetivo como el que actualmente se intenta por los intereses de Estados Unidos en México, en relación a obtener el control del trasiego del narcotráfico por nuestro territorio con grupos de narcos afines a los intereses Estadounidenses.
Como el que lograron con la compra de los Bancos mexicanos y el control político de las áreas policiaca, de Justicia y de Inteligencia de nuestro País a través del “Plan Mérida” para cuya operatividad les URGE obtener la aprobación de las reformas sobre Seguridad y Justicia Penal que por “sugerencias” y “asesorías” de Estados Unidos el Ejecutivo Federal planteó al Legislativo Federal.
Las “MANTAS”, extorciónes y ataques a civiles indefensos forman parte de ésa estrategia de presión Pública mediática que busca causar la Psicosis de inseguridad Pública que provoque la presión necesaria tal, que OBLIGUE al Legislativo Federal a aprobar rápida y sin mayores modificaciones TODAS las reformas exigidas y planteadas…
De suceder lo anterior,…en ése momento, empezará el final del sanguinario y perverso episodio delincuencial INDUCIDO que estamos viviendo en el México, porque se habrá tomado el control esencial de los hilos conductores de las tomas de decisión políticas, sociales y gubernamentales del país.
Lic. Pedro García Palazuelos.
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